Preguntas frecuentes

No, las diferentes baterías ofrecen diferentes duraciones de vida y potencia de salida según el tipo y la cantidad de productos químicos utilizados para componerlas. Piense en ello como cocinar una comida: el uso de diferentes ingredientes y cantidades hace que la comida sepa diferente.

Las baterías pueden parecer simples, pero la entrega de energía empaquetada es un proceso electroquímico complicado. La corriente eléctrica en forma de electrones comienza a fluir en el circuito externo cuando el dispositivo, por ejemplo, una bombilla, se enciende. En ese momento, el material del ánodo, el zinc, cede dos electrones por átomo en un proceso llamado oxidación, dejando atrás iones de zinc inestables. Después de que los electrones hacen su trabajo de encender la bombilla, vuelven a ingresar a la celda en el cátodo, donde se combinan con el material activo, dióxido de manganeso, en un proceso llamado reducción. Los procesos combinados de oxidación y reducción no podrían ocurrir en una celda de energía sin una forma interna de llevar electrones de regreso al ánodo, equilibrando el flujo externo de corriente. Este proceso se logra mediante el movimiento de iones de hidróxido cargados negativamente presentes en la solución de agua llamada electrolito. Cada electrón que entra en el cátodo reacciona con el dióxido de manganeso para formar MnOO-. Entonces, MnOO- reacciona con el agua del electrolito. En esa reacción, el agua se divide, liberando iones de hidróxido en el electrolito y los iones de hidrógeno que se combinan con MnOO- para formar MnOOH. El circuito interno se completa cuando los iones de hidróxido producidos en esta reacción en el cátodo fluyen hacia el ánodo en forma de corriente iónica. Allí, se combinan con iones de zinc inestables, que se formaron en el ánodo cuando los electrones se entregaron originalmente al circuito externo. Esto produce óxido de zinc y agua. Esto completa el circuito (que es necesario para tener un flujo constante de electricidad) y enciende su linterna.

Duracell fue pionera en el sistema electroquímico de dióxido de manganeso alcalino hace casi 40 años. En la década de 1960, este sistema de baterías se convirtió rápidamente en la elección popular de los diseñadores en el campo cada vez más amplio de la electrónica de consumo. Las celdas de dióxido de manganeso alcalinas o alcalinas tienen muchas ventajas sobre las celdas de zinc-carbono que incluyen hasta diez veces la capacidad de amperios-hora en condiciones de drenaje alto y continuo. Además, su desempeño a bajas temperaturas es superior al de otras celdas primarias de electrolitos acuosos convencionales. Otras ventajas importantes son una vida útil más prolongada, una mejor resistencia a las fugas y un rendimiento superior a bajas temperaturas. Su sello más eficaz y seguro proporciona una excelente resistencia a las fugas y la corrosión. Hoy, Duracell fabrica dos pilas alcalinas: Optimum y Coppertop.

Las baterías pueden ser pequeñas, pero están lejos de ser simples. Son celdas electroquímicas de alta ingeniería. La energía química se convierte en energía eléctrica mediante una reacción redox. Este proceso tiene lugar entre las tres partes principales de una batería: el ánodo, el cátodo y el electrolito. Los diferentes tipos de baterías utilizan diferentes materiales para estas piezas. Los materiales para estas piezas se eligen en función de lo bien que cedan o atraigan electrones, algo que debe suceder para que se genere una corriente eléctrica. El ánodo es a menudo un metal, el cátodo es un óxido metálico y el electrolito es una solución salina que facilita el flujo de iones.

Las baterías de litio y alcalinas emplean diferentes químicas para un rendimiento máximo en diferentes dispositivos. Ligeras y compactas, las baterías de litio a menudo vienen en tamaños distintivos para su uso en dispositivos específicos.

En la década de 1860, George Leclanche de Francia desarrolló lo que sería el precursor de la primera batería de uso generalizado del mundo; la celda de zinc-carbono. El ánodo era una varilla de aleación de zinc y mercurio (el zinc, el ánodo de la celda original de Alessandro Volta, resultó ser uno de los mejores metales para el trabajo). El cátodo era una copa porosa de dióxido de manganeso triturado y algo de carbono. En la mezcla se insertó una varilla de carbono para actuar como colector de corriente. Tanto el ánodo como la copa del cátodo se sumergieron en una solución líquida de cloruro de amonio, que actuó como electrolito. El sistema se denominó "celda húmeda". Aunque la celda de Leclanche era resistente y barata, finalmente fue reemplazada por la "celda seca" mejorada en la década de 1880. El ánodo se convirtió en la lata de zinc que contenía la celda, y el electrolito se convirtió en una pasta en lugar de un líquido; básicamente la celda de zinc-carbono que se conoce hoy.